La selección argentina de Sampaoli y Messi quedaron en evidencia en el Monumental de Buenos Aires,  donde antes los goles entraban solos contra los que se vestían de Vinotinto. Hoy, Rafael Dudamel planteo un partido perfecto aprovechando la escasa capacidad de su rival para generar oportunidades claras de peligro y lo convirtió en un equipo más incapaz de lo que parecía. 

‘La Vinotinto’ alineó un 4-3-3 con Junior Moreno como el vértice más retrasado del triángulo del mediocampo con Arquímedes Figuera por izquierda y Yangel Herrera por derecha. Jhon Murillo partía por la banda derecha con Sergio Córdova, uno de los puntos más altos del equipo, por izquierda. La misma defensa que jugó contra Colombia (Víctor García, John Chancellor, Mikel Villanueva y Rolf Feltsher) y Salomón Rondón como 9. 

Argentina por otro lado utilizó un 3-3-1-3 con un rombo en el mediocampo con Guido Pizarro y Lionel Messi como los vértices verticales del triángulo con Ever Banega como interior izquierdo y Paulo Dybala por derecha,  retrasando mucho su posición en comparación a donde juega en la Juventus de Turín. Mascherano-Fazio-Otamendi jugaron en la línea defensiva y Mauro Icardi como único nueve del equipo de Jorge Sampaoli.

En la primera mitad, Venezuela imitó el concepto uruguayo de hace algunos días. Repliegue bajo y aprovechar los contragolpes con los atacantes jugando mano a mano con la línea defensiva de los argentinos. Con un punto de partida tan retrasado, los criollos dependían más de un error del rival para generar oportunidades de peligro o de una victoria en un duelo físico. Córdova y Rondón eran los responsables de ese progreso dentro de la cancha recibiendo balones largos y uno que otro a profundidad. 

Argentina, más por cualidad individual que otra cosa, generó una infinidad de oportunidades claras de gol que fueron detenidas por Wuilker Fariñez o que simplemente eran repelidas por la infinidad de piernas que rodearon el área criolla. Dudamel planteo un partido para desesperar a los argentinos.

En la segunda parte, Jhon Murillo, después de un buen contragolpe criollo atacando los espacios abandonados por los defensores albicelestes, a pase de Córdova anotaría el 0-1 y las dudas/nerviosismo aumentaban en el Monumental, donde hace cuatro años nos comíamos cuatro. Después de ese gol, ni cuando el gol de Icardi o autogol de Feltsher nos arrebatará la ventaja solo unos minutos después, Venezuela renunció al ataque. Invito a su rival a atacarlo y cometió un error. Entendiendo las dificultades del rival era necesario tomar medidas para que el rival retrocediera por su cuenta obligándolo a seguir dudando de su propio juego. 

El partido quedo en un punto muerto donde no paso más nada. Argentino intentaba construir a regañadientes oportunidades de gol y La Vinotinto seguía refugiada cerca de Wuilker Fariñez, un nuevo Trending Topic habitual en Venezuela y que se ha convertido en el objetivo de las miradas de todos los fanáticos del mundo del fútbol.

Dudamel consiguió sacar lo peor de Argentina, ese juego espeso y poco dinámico que lo ha llevado a solo anotar 16 goles en todo el proceso eliminatorio previo Rusia, pero no pudo aprovechar lo mejor de Venezuela en el momento que pudo dar esa estocada final y terminó aferrandose al tan mal llamado amor propio sin tener un plan B a la hora de afrontar los partidos. Hoy, más allá de los forcejeos y uno que otro contragolpe, Venezuela no mostró una idea ofensiva de un equipo con sus capacidades.  Un empate histórico para nuestro balompié pero con el pasar de las horas, días o hasta semanas nos debe surgir una duda casi obligatoria pensando en el próximo proceso, ¿Está es la Vinotinto que queremos tener?